La remolacha es una de las hortalizas que o te gusta mucho o no te gusta nada. Tanto por su color tan llamativo como por su sabor especial, da mucho juego en la cocina a la hora de preparar diferentes recetas.

Hoy traigo una salsa, un pesto de remolacha con pistacho. Pensando en las fiestas que se aproximan, es una buena idea para dar un toque de sabor y color especial a nuestros platos. 

En un momento lo tenemos a punto.

       Ingredientes:

1. Empezamos por asar la remolacha en el horno. He aprovechado remolacha asada que tenía preparada anteriormente. También podemos utilizar, por comodidad, la remolacha que ya venden cocida y envasada. 

2. Trituramos la remolacha con el ajo pelado, los pistachos y el zumo de limón. Añadimos un poquito de sal.

3. Continuamos con el aceite de oliva, poco a poco. Finalizamos con el queso parmesano, la cantidad a nuestro gusto. Y listo, lo guardamos en la nevera hasta que lo necesitemos.

Ya veis el poco tiempo que necesitamos para prepararlo y lo fácil que es. Alguna cucharadita para probar si que cae... :) ¿Qué os parece?

Es perfecto para acompañar pastas, carnes o pescados, como esta Lubina con pesto de remolacha y pistacho. Es una opción perfecta para un menú de fiesta.

Una de las cosas que me gusta hacer cada año es preparar algun detalle para las comidas familiares. Detalles que son ideales para nuestras mesas, sobremesas, momentos especiales o para hacer un regalito la mar de resultón

Después de la receta anterior de Flan con mandarina y almendra, y de comer comer unas cuantas piezas más, las pieles se van quedando... ¿hacéis alguna cosa con ellas?

Yo las suelo dejar secar y las mezclo con algunas flores o hierbas. Es perfecto para aromatizar rincones de casa. O bien las pulverizo para mezclar con otros ingredientes, igual que las pieles de naranja, pomelo o lima.

A ver que os parecen estos corazones de mandarina y jengibre, ideales para acompañar nuestras bebidas, tés o infusiones.

Preparamos las pieles de las mandarinas intentando que no hayan partes blancas.

Las secamos a temperatura ambiente, o bien les damos un golpe de microondas a intervalos de pocos segundos y con mucho cuidado porque se pueden quemar enseguida. Las ponemos sobre un papel de cocina hasta el día siguiente. Tienen que quedar duras para poder pulverizarlas.

Yo lo he hecho con un molinillo de café.

Mezclamos el azúcar con una cucharada de zumo de mandarina, añadimos el jengibre a nuestro gusto y lo repartimos bien, veremos que queda como una arena mojada.

Puedes utilizar azúcar moreno, el color final te quedará más oscuro.

Llenamos el molde con la mezcla. He utilizado el que tiene formas de corazón.

Presionamos un poquito con el dedo o con una cuchara para que quede bien prieto. Lo calentamos en el microondas durante 40 segundos a máxima potencia.  

Luego lo sacamos del micro y dejamos que se enfríe sobre una rejilla durante cinco minutos. 

Con mucho cuidado los vamos sacando del molde y los guardamos en un recipiente hermético, o de cristal hasta que los vayamos a utilizar.

La verdad es que tienen un aroma que cuesta no probarlos, de momento lo he tomado con un té y me encanta el toquecito que da la mandarina y el jengibre.

¿Qué os parece la idea para hacer regalitos? Es muy fácil prepararlos, es económico y lleva muy poco tiempo. Los guardamos en bolsitas adecuadas y ya tenemos un detalle para regalar.

Puedes ver más Azúcares de colores y sabores, preparados con productos naturales, da mucho juego para combinar.

Y son ideales para hacer regalitos, un detalle que viene perfecto para estas fiestas.

Parece que el tiempo vuela, llegamos a finales de noviembre y en nada ya estaremos llegando a las fiestas navideñas. Y es que ya andamos con la mirada puesta en las recetas con aire festivo. Buscando, viendo, pensando... probando :)  Para ir abriendo boca, hoy traigo un postre con mandarina y almendra, es muy fácil de preparar y de sabor suave, perfecto para una ocasión especial.

Hace unos días recibí unas cajas de mandarinas de NaranjasYa.es de Picassent, València. Son una delicia al paladar, dulces y muy aromáticas. Me encanta el aroma que dejan las mandarinas en las manos cuando las vas pelando, es un sentir especial. Mirad que pinta tienen...

Pues mano a mano, nos hemos liado mi madre y yo con la receta, mandarina va, mandarina viene...

Empezamos por preparar el caramelo. Vertemos dos cucharadas de agua en un recipiente, añadimos 150 grs de azúcar y lo llevamos al fuego. Cuando tenga color dorado, lo retiramos.

Mezclamos los huevos, con el zumo de la mandarina, la leche y el azúcar, lo batimos bien con las varillas y añadimos la almendra molida. Mezclamos todo hasta que esté bien integrado. Llenamos el molde con el caramelo y la mezcla.

Precalentamos el horno a 180º C  y lo cocemos durante 45 minutos al baño María. Ojo al tiempo depende de horno y molde tenemos que or vigilando.

Dejamos que se enfríe sobre una rejilla y lo desmoldamos con cuidado.


Encima hemos puesto unas hojas de menta fresca y unas frambuesas apara decorar y dar color.
Y el caramelo líquido también por encima para darle este toquecito más dulce.


No hemos tardado nada en probarlo, no hemos esperado a la hora de comer para el postre :)
La suavidad de la mandarina y la almendra lo hace delicioso, nos ha gustado mucho.  La verdad es que cuesta no probarlo, ¿verdad?


Hasta pronto!