Hola! A quien el guste la carne de conejo y le guste el chocolate, le va como anillo al dedo esta receta. Una forma muy tradicional de cocinar el conejo, que antiguamente se daba en las masías, en el campo y que por supuesto hoy día seguimos manteniendo viva.
Una receta que nos permite disfrutar de una carne suave y de una mezcla de sabores, que entre sus propios jugos y el aporte del chocolate, nos da un aroma y sabor muy particular.
Una receta que nos permite disfrutar de una carne suave y de una mezcla de sabores, que entre sus propios jugos y el aporte del chocolate, nos da un aroma y sabor muy particular.
He necesitado:
1 conejo troceado
2 cebollas cortadas
2 dientes de ajo
1 rama de canela
1/2 vaso de vino rancio y 1/2 vaso de vino blanco
Bouquet garní (un atado de hierbas aromáticas)
Tomillo y romero
Aceite de oliva virgen
Pimienta negra en grano
Sal
El hígado del conejo
2 dientes de ajo
2 rebanadas de pan frito
Almendras tostadas
Almendras tostadas
1 pizca de azafrán
50 grs de chocolate a la piedra (o chocolate negro)
Preparación:
Empezamos por salpimentar los trozos de conejo y por dorarlos en una cazuela, con aceite de oliva bien caliente. Cuando haya tomado color, añadimos la cebolla picada y los ajos picados. La canela en rama y el bouquet garní con las hierbas. Dejamos un par de minutos a fuego medio.
A continuación añadimos el vino rancio y el vino blanco. Lo dejamos unos 15 minutos, tapado. Le damos unas vueltas, el alcohol ya se habrá evaporado y añadimos un poco de agua, lo justo para que cubra el conejo.
Para terminar la cocción serán necesarios unos 30 minutos más a fuego medio.
En una cazuela calentamos aceite de oliva y doramos los ajos. En el mismo aceite freímos el hígado del conejo y el pan.
En el mortero iremos poniendo las almendras tostadas, el hígado y el pan fritos, los ajos, unas hebras de azafrán y el chocolate troceado. Lo picamos bien y reservamos para el final de la preparación. Si está muy espeso se puede añadir un poco del líquido de la cocción del conejo, esto facilita el trabajo con el mortero.
Unos diez minutos antes de finalizar el guiso, lo añadiremos a la cazuela. Poco a poco se irá integrando, damos unas vueltas y rectificamos de sal si fuera necesario.
Ya está listo, retiramos del fuego y dejamos reposar para que se asienten bien los sabores.
Es un plato que se puede hacer el día anterior y como todos los rustidos queda estupendamente para el día siguiente.
El toque del chocolate en los platos de carnes aporta un sabor y un aroma muy especial, seguro que no os deja indiferentes. Espero que os guste tanto como a nosotros y os animéis a prepararlo.
Hasta la próxima!