Para los de coco: 

Mezclamos la porción de masa con el coco rallado. y formamos montañitas, si quieres bolitas que rebozamos en coco, o la forma que más te guste. Hacemos lo mismo, los pasamos al horno  a 200 º C unos 4 minutos.

Para los de chocolate

Colocarlos en una fuente de horno, sobre un papel siliconado. Hornear a 200 ° C, pocos minutos. (orientación 5-6 minutos)

Para los de chocolate:

Mezclar la porción de masa con el cacao en polvo hasta conseguir un color uniforme.
Damos forma de bolitas y hacemos una pequeña hendidura en el centro. Los horneamos a 200 º C durante unos 5-6 minutos. Los sacamos del horno y llenamos el agujerito con un poco de chocolate fundido o con crema de cacao.

Feliz Castañada, pasadlo muy bien!

Hasta la próxima :)

Mi aportación para el reto es esta receta que lleva uvas y es muy típica de tierras catalanas, en especial de L'Empordà.

Preparación:

Comenzamos precalentando el horno a 220º C.

Mientras prepramos los picantones. Los lavamos y partimos por la mitad, también se pueden cortar a cuartos, pero como son pequeños, para mi gusto la ración es 1/2  picantón.

Salpimentamos y los colocamos en una bandeja para horno. Rociamos por encima con un poco de aceite de oliva.

Lavar y pelas las patatas, las cortamos a trozos grandes y añadimos a los picantones.

Introducimos en el horno a 220º C unos 15 minutos. Pasado este ratito añadimos el vino rancio y dejamos unos 15 minutos más. Si es necesario lo tapamos.

Por otra parte, en el mortero preparamos una picada con las almendras, los piñones, el tomate pelado y el perejil.

Añadimos la cucharadita de harina (o maizena) y el caldo.

Repartimos la picada por encima de los picantones y las patatas, añadimos los granos de uva y cocemos tapado durante 10 minutos más. Ya está listo.

También esta muy bueno con pollo o pavo y porque no... con conejo. La diferencia serán los tiempos de cocción en el horno.

Espero que os haya gustado y si algún día probáis esta receta seguro que quedáis encantados.

En un cazo ponemos agua a hervir con sal, y escaldamos las setas. Las enfriamos y reservamos.

Por otra parte, ponemos agua con sal y dejamos que arranque el hervor hasta que se disuelva la sal.

Para rellenar los botes, la proporción será:

La mitad de agua con sal (previo hervido), la mitad de vinagre blanco.

1 o 2 dientes de ajo, 1 o 2 hojas de laurel y romero al gusto.

Hace días que tenía en mente preparar algo con una esencia de rosas que adquirí hace poco tiempo.

Estuve pensando, consultando y buscando, hasta que di con postres que combinaban pistachos y rosas. Pensé en unas magdalenas con un toque aromático muy especial.

Cómo preparar Magdalenas de pistachos y rosas

1. En un bol batimos los huevos enteros junto con el azúcar. Batimos hasta que doble el volumen.

2. Mientras, hacemos una infusión con la leche y las pétalos de rosas, lo podemos hacer en el microondas, con dos minutos es suficiente y luego lo dejamos reposar un ratito.
3. Cuando este frío, retiramos los pétalos y reservamos la leche aromatizada. Añadiremos unas gotas del sirope de rosas. También podemos prescindir de los pétalos y utilizar solo el sirope de rosas.

En este punto hay que probar si nos gusta más sabor a rosas o menos, eso ya... cada uno a su aire.

4. En el bol que hemos batido los huevos y el azúcar, añadimos la mantequilla. Si lo prefieres puedes usar aceite de oliva.
5. Agregamos la leche aromatizada con las rosas, lo vamos mezclando y añadimos la harina tamizada, para finalizar con la levadura química y la pizquita de sal.

6. Pelamos y partimos los pistachos y añadimos a la mezcla. Reservamos una parte de pistachos para decorar por encima las magdalenas antes de introducirlas en el horno.

7. Vamos a precalentar el horno a 200º y mientras tanto metemos la mezcla en la nevera.

8. Preparamos los moldes llenando 3/4 partes y añadimos por encima los pistachos troceados.
9. Horneamos unos 15 minutos y comprobamos con un palillo a ver si están listos. Dejamos enfriar sobre una rejilla y ya estarán a punto para probar.

Aquí os dejo la primera, hay para todos... ¡qué frescura!