Hay muchas versiones de esta sopa que se considera originaria de Francia, aunque en muchos países europeos se prepara desde hace siglos. En la Edad Media ya se consideraba un buen alimento para las personas que poco tenían para llevarse a la boca. También era considerado como un plato humilde identificado con las épocas de abstinencia.
Se sirve bien caliente en un tazón con la cebolla sobre trozos de pan blanco. O bien a "a la francesa", que consiste en añadir queso que posteriormente se gratina creando una dorada y crujiente corteza. También hay versiones que incorporan vino blanco o algún tipo de de ingrediente alcohólico. La receta de hoy no lo lleva.
✔ 500 gramos de cebollas
✔ 60 gramos de mantequilla
✔ 1 litro de caldo vegetal o de ave
✔ 100 gramos de pan rústico
✔ 150 gramos de queso gruyere, emmental y comté
✔ Sal
✔ Pimienta
✔ Pimienta
✔ Tomillo (opcional)
Cómo preparar la sopa de cebolla
✔ Cortamos las cebollas en juliana y reservamos.
✔ En un recipiente calentamos la mantequilla, añadimos las cebollas cortadas y salpimentamos.
✔ Cocinamos a fuego lentos unos 15-20 minutos.
✔ En este momento podrías añadir un poco de vino blanco. Yo no le he puesto.
✔ Añadimos el caldo y dejamos a fuego lento uno media hora aproximadamente.
✔ Cortamos las rebanadas de pan finitas y las tostamos en el horno un momentito.
✔ Servimos la sopa en los tazones individuales, añadimos el pan tostado y espolvoreamos con el queso rallado.
✔ Precalentamos el horno y gratinamos. Servir enseguida.
La sopa de cebolla se suele servir con el gratinado de queso en el mismo recipiente que la vamos a tomar. He preparado una versión diferente, con las tostadas de pan su queso gratinado servido por separado.
De la misma manera, he añadido un poco de tomillo para acompañar. Es totalmente opcional, recuerda a la sopa de "farigola" que la tengo pendiente de preparar para compartir más adelante.