Todo empezó hace unos meses, cuando recibí las semillas de las cidras. Viajaron desde Madrid hasta Barcelona, la historia acababa de comenzar, todavía quedaba un largo camino por recorrer.
María, de Epicúrratelo, blog que ya conocéis, fue quien tuvo el cariñoso detalle de enviarme las semillas, que con mucha alegría recibí y guardé hasta el día de su siembra.
Así lo hice, crecieron un poco en semilleros, nacieron arropadas con aire y sol del Mediterráneo.
Y de nuevo emprendieron el viaje, esta vez hacia el Pirineo.
Y de nuevo emprendieron el viaje, esta vez hacia el Pirineo.
Semana tras semana iban cambiando, las hojas creciendo, las ramas extendiéndose, empezaron a asomar las primeras flores, amarillas, vivas, preciosas.
Luego se transformaron en calabazas, pequeñas, lisas y tersas.
Luego se transformaron en calabazas, pequeñas, lisas y tersas.
Crecieron día tras día, resguardadas de la Tramontana y maduraron bajo el sol del Pirineo.
Llegaron los primeros fríos, las primeras bajadas fuertes de temperatura nocturna, llegó el día en que decidimos recogerlas y guardarlas hasta el momento de utilizarlas.
Y así lo hicimos.
Poder seguir la evolución desde el principio, semana a semana y ver los cambios que se producen, no tiene precio.
Por eso estoy doblemente agradecida, por poder vivirlo y transmitirlo.
Ahora a preparar la receta...
Cabello de ángel
He necesitado
Cidras
Azúcar blanco (o moreno)
Piel de naranja (o de limón)
Piel de naranja (o de limón)
Canela en rama
Preparación:
Es la primera vez que las preparo, apoyándome en varias recetas que he ido leyendo.
Empezamos por partir las cidras. con fuerza y cuidado, pues tienen la piel muy dura y al principio cuesta un poco. Yo he utilizado 4 cidras y lo he hecho en dos tandas.
Una vez cortadas a cuartos, retiramos las semillas (si las quieres plantar más adelante) y las ponemos en una olla cubiertas de agua. Las semillas se pueden retirar después de la cocción, es bastante mas fácil.
Cocemos durante media hora. Si tienes olla expres, mucho mejor, será cuestión de 5 o 6 minutos.
Cocemos durante media hora. Si tienes olla expres, mucho mejor, será cuestión de 5 o 6 minutos.
Dejamos que se enfríe y separamos las cáscaras de la pulpa. que ya estará tierna. Acabamos de sacar las pepitas que queden y la sumergimos en agua fría para que repose de un día para otro.
Reservar el agua de la primera cocción por si nos hiciera falta añadirla más adelante en las sucesivas cocciones.
Al día siguiente retiramos el agua sobrante y añadimos el azúcar. La cantidad que he utilizado ha sido un 75% del peso de la pulpa. En algunas recetas utilizan la misma cantidad y en otras solo la mitad.
También se aromatiza con piel de naranja o de limón. Hoy he utilizado piel de naranja y canela en rama.
Una vez todo junto, lo ponemos a hervir a fuego lento unos 20 minutos. Dejaremos que enfríe y repose hasta el día siguiente.
Repetimos este proceso dos veces más, en sucesivos días.
Llenamos los tarros esterilizados, los cerramos y los ponemos en una olla al baño María. Pasados 20 minutos, retiramos y dejamos que se enfríen del todo.
Los guardamos tranquilamente. Me quedan cuatro cidras más y estoy pensando en hacerlo con piel de limón, así tendré las dos versiones.
Que os ha parecido? Es laborioso pero fácil y muy agradecido.
Este es final del trayecto; Madrid-Barcelona-La Cerdanya.
Y a partir de aquí a pensar en postres y preparaciones con cabello de ángel.
Hasta la próxima!